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Cómo elaborar un discurso de líder.

A lo largo de mi trayectoria dentro de la comunicación, varias veces han sido las que he tenido que preguntarme: ¿un líder se hace o nace?



Tras acudir a multitud de conferencias de ámbitos universitarios y empresariales, eventos institucionales, congresos de profesionales y seminarios llegué a la conclusión de cómo un gran evento desluce si no se eligen a los ponentes adecuados.


En Estados Unidos lo tienen claro y en los currículos de las escuelas más prestigiosas la oratoria es una asignatura obligada para todos los alumnos. Y no es que sea algo que se haya puesto de moda en los últimos tiempos, sino que desde el s. XIX, desde que Abraham Lincoln, primer gran orador de la Era moderna, pronunciara sus primeros discursos, numerosos norteamericanos han seguido sus pasos utilizando el discurso como la herramienta más poderosa para conseguir sus objetivos. Detrás de él vinieron John F. Kennedy, Ronald Reagan o Steve Jobs que consiguieron entusiasmar al mundo mediante la retórica.


Por lo tanto, no me cabe ninguna duda de que el líder es una figura que se esculpe, se va tallando y dando forma para conseguir ser esa persona de referencia dentro del grupo donde su opinión es valorada por los demás integrantes.


También es cierto que el liderazgo no tiene que ver con la posición jerárquica que se ocupa y eso es precisamente lo que le diferencia del jefe. Una persona puede ser el jefe de un equipo y no ser su líder, pero es innegable que a los componentes de un mismo grupo les inspira mayor confianza y estabilidad saber que al frente del mismo se encuentra el líder, ¿no sería genial que los dos roles lo tuviera la misma persona?


A continuación, os doy unas pautas para que vuestro discurso sea de un auténtico líder y cuando hablo de discurso, no me refiero solo a la junta de accionistas o a la asamblea general de la empresa, sino al discurso diario que se mantiene con los integrantes:


-Asombra por tu sencillez. A la hora de elaborar el guion es importante tener en cuenta las dos o tres ideas (como máximo) que quieras transmitir a tus colaboradores. No intentes incluir más y trata de que las interioricen y las hagan suyas. Usa frases cortas y simples pero cargadas de mensaje y significado.


-Tiempo. Tus ideas deben ser transmitidas en alrededor de 20 minutos. Menos puede parecer insustancial y más llegaría a aburrir. Si quieres controlar los tiempos ensaya y cronometra la duración de tu discurso, pero ni se te ocurra mirar el reloj el día de la intervención.


-Emociona e ilusiona. El líder se caracteriza, entre otras cosas, de ser capaz de despertar el aletargamiento que sufren muchas personas como consecuencia de la rutina diaria. Háblales de sus posibilidades individuales y grupales y de lo importantes que son dentro del grupo. Reconoce méritos y agradece esfuerzos.


-Demuestra que estás a su lado. Un verdadero líder no pone una barrera entre él y el resto del grupo, sino que trabaja a su lado para conseguir los objetivos comunes. Ante los errores trabajaréis codo con codo para solventarlos y los triunfos también serán celebrados de forma conjunta. La jerarquía es un concepto obsoleto.


-Cuida el lenguaje no verbal. La gesticulación facial y el movimiento corporal son tan importantes como las palabras y al mismo tiempo resulta mucho más difícil de controlar. Busca el contacto visual con la audiencia. No permanezcas con los brazos cruzados, ni los puños cerrados, no juegues con objetos que distraigan la atención o ahueques demasiadas veces tu cabello.


-Busca el consenso. Deja claro que tus propuestas pueden ser modificadas y mejoradas por parte del equipo. Ellos se sentirán más integrados si ven que cuentas con ellos y escuchas sus opiniones. Utiliza el pronombre “nosotros” tantas veces sean necesarias, aportará fuerza al mensaje.


-Acerca soluciones. Seguramente los problemas sean conocidos de sobra por parte de los integrantes, pero necesitan saber que hay soluciones, que las tienes y que se van a poner en marcha para lograr los objetivos. No hay nada más desalentador que el líder no tenga un plan B ante las adversidades.


-Sé honesto. Como se suele decir, no quieras “venderles la moto”. Habla con sinceridad sobre lo que te preocupa o los aspectos hay que cambiar para mejorar.


-Empatiza. Pregúntate qué pueden estar sintiendo el resto del grupo. Tu discurso se enriquecerá si tienes en cuenta los sentimientos de tu audiencia. La inteligencia interpersonal, como también se le conoce a la empatía, es una de las características de un buen líder y a la vez una de las más difíciles de alcanzar.


-Sé coherente. En el discurso debe existir relación entre lo que se dice y lo que se hace. Esto generará confianza entre sus colaboradores.


-El discurso es la tarjeta de presentación del líder. Demostrará tu nivel cultural y su desarrollo intelectual. El líder debe “hablar bien” si quiere generar respeto, pero no debe caer en la pedantería. No olvides adaptarte a tu audiencia.


-Debes creer en lo que dices. Nada da más seguridad a un buen orador que confiar en la idea que se está transmitiendo, conocer los conceptos y manejar el vocabulario con soltura. Si no tienes interiorizados al 100% los mensajes que vas a transmitir tu discurso tambaleará.


-Conduce a la acción. Reflexiona sobre lo que se está haciendo y sobre cómo se podría hacer para mejorar la actual situación. Que ellos saquen sus conclusiones, no les des las respuestas en bandeja. Motívales a querer superarse.


-Ensaya. Elabora el discurso con un guion ordenado y ensáyalo tantas veces como sea necesario. Sería genial que solo tuvieras que echar un simple vistazo al papel para continuar. Los ponentes que solo leen se pierden el feedback de su audiencia y empobrece su mensaje.


-Los silencios también son parte del discurso. Las pausas son muy necesarias en el discurso. Permiten al orador respirar, relajarse, beber agua… y para la audiencia será una llamada de atención o podrán reflexionar sobre el tema antes de continuar. Los silencios usados correctamente enriquecen el texto hasta un punto inimaginable.


-El volumen y la entonación. El texto debe ser interpretado acorde con el mensaje y la audiencia. No es necesario gritar, pero sí darle fuerza a las palabras que se están diciendo. Evita hacer un discurso lineal, ya que sería muy complicado para los oyentes mantener 100% la concentración durante todo el tiempo.


-El discurso será transparente. Se podrá entrever los valores del líder que debe ser una persona solidaria, respetuosa, justa, cordial y sincera.


Ciertamente la elaboración y representación de un discurso no es tarea fácil. Incluso los líderes de opinión de los que hablábamos al principio contaron con departamentos de comunicación expertos, estilistas, logopedas…


Desde Comunicación Menesteo ofrecemos asesoramiento y formación individualizada para elaborar discursos eficaces y lograr los objetivos personales o profesionales que nos propongamos.


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